Todo por la audiencia

A lo largo de mi vida siempre he sentido una extraña sensación, la sensación de falta de encaje, sentirme diferente de la gente que te rodea, o más bien que la gente que me rodea me hace sentir diferente. Y esa sensación en vez de irse apaciguando, con el paso del tiempo , se ha ido acrecentando, hasta llegar casi a un divorcio entre las actitudes sociales mayoritarias y mi propio pensamiento. Me resulta incomprensible la falta de compresión hacia los demás y la continua presión a la que se somete a la sociedad para que siga unos estándares de comportamiento de lo que se considera moralmente aceptable, como si eso fuera un bien de consumo. No entiendo que la gente venda su intimidad, de forma impúdica, en Shows televisivos de baja estofa, por unos minutos de pretendida gloria catódica. Se me hace cuesta arriba el triunfo de toda esta troupe de parásitos que no tienen nada que ofrecer, aparte de vender sus intimidades y hablar mal de todo el mundo que nos inunda, con el aplauso y beneplácito de una audiencia mayoritaria y que copia sus actitudes, pretendiendo que es lo normal.
Opinantes y opinadores de todo, jueces catódicos que acusan y sentencian, creadores de opinión sin opinión, carentes de elementos de juicio, basados en el todo vale por el share televisivo, nuevos inquisidores de mentalidad cerril, que ni saben ni quieren analizar, no les importa el daño que hagan, no saben de motivaciones, de causas y efectos y creo que tampoco les importe.
Lo más grabe es el seguimiento que tienen y como su aliento se esparce por la sociedad, la cual los aplaude aunque en público la mayoría niegue su seguimiento.

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